Arturo Calixto Borda Gozalvez
Este
hombre extraordinario vivió y murió pintando el Illimani.
Arturo Borda nos enseña a mirar con hondura
nuestra imagen, la imagen de nuestro mundo --su arte es ante todo un arte
boliviano
Pintor
boliviano, retratista y paisajista, cuyo arte se sitúa en el simbolismo de
principios de siglo. Nació en La Paz. De formación autodidacta, empezó a pintar
a los 16 años; se inició con retratos y paisajes de tono ecléctico y
modernista. Tras algunas exposiciones, en 1919 organizó una muestra en el
Círculo de Bellas Artes de La Paz con 90 óleos. De ideas sociales avanzadas
fundó la sociedad Obreros del Porvenir. Escribió una obra autobiográfica
relacionada con la teoría del arte titulada El Loco (tres volúmenes) publicada
en 1966 por la Alcaldía Municipal de La Paz. A lo largo de su vida soportó una
penosa situación económica, aliviada por la ayuda de su hermano y de los poetas
modernistas. Su arte se sitúa en el simbolismo de principios de siglo,
destacando como un excelente retratista; prueba de ello son los retratos que
hizo a su hermano Héctor (1915), a su madre regando plantas (1930) y a sus
padres (1943)
Retrato de sus padres (1943)
Considerado éste último como una de las obras más
destacadas del género en el continente americano. Su sensibilidad social le
llevó también a tratar temas en los que se incluía al indígena, junto a una
amarga crítica hacia la sociedad que él tachó de hipócrita e insensible
(Filicidio, 1918). La última parte de su vida estuvo marcada por alegorías
pictóricas estrechamente relacionadas con lo desarrollado en su libro El Loco,
tal es el caso de su Crítica de los ismos y el triunfo del arte clásico (1948),
en el que divididos por una diagonal están representados sus ideales estéticos:
El Illimani (montaña nevada que corona la ciudad de La
Paz), el Partenón, la Venus de Milo, Homero y Pericles a un lado, y al otro los
ismos que detestaba surrealismo e indigenismo, de los que se ríe la naturaleza,
representada por el rostro de mujer, la cantuta y el colibrí, símbolos del país
y del refinamiento y delicadeza estética. Como paisajista, retrata las bellezas
del altiplano con una delicada gama cromática. Poco antes de morir, en 1951, la
Alcaldía Municipal de La Paz organizó una exposición antológica que tuvo un
gran éxito.
"Critica de los Ismos"
"El Yatiri"
El escritor paceño Jaime Sáenz evoca así la
corrosiva muerte de Borda:
"Una noche, en lo más crudo del invierno,
vagando por los barrios altos, a los setenta años de edad y nada menos, y
caminando por las calles en busca de una copa, perdidamente borracho, se acercó
a una tienda y pidió pisco; sólo que en la tienda no había pisco.
La tienda en cuestión era mitad alcoholería y mitad
hojalatería; y ante la insistencia del cliente, que por nada del mundo quería
irse sin antes haber bebido una copa, le dijeron que sólo tenían ácido
muriático, y que sólo eso podían ofrecerle, si tanto insistía.
Arturo Borda declaró que lo único que él quería era
una copa, y que no le importaba que le diesen ácido o lo que fuese, con tal que
se lo diesen --y por enésima vez, pidió una copa, y siguió insistiendo--.
La tendera lanzó una maldición; y confiada en que no
bebería, le lanzó una copa de ácido muriático.
Arturo Borda agarró la copa, y bebió sin asco."
Y cuando a todo esto ya el artista había fallecido
hacía rato, bastó que un día de esos apareciese en un periódico de Nueva York
un artículo, firmado por algún crítico extranjero, elogiando el arte de Arturo
Borda y considerando a éste un pintor extraordinario, para que aquí se
produjera un gran revuelo, y para que chicos y grandes se pusieran en
movimiento y reconocieran que Arturo borda era realmente un pinto
extraordinario, dándose por enterados tan sólo entonces de la gran novedad,
como si hasta la fecha nadie en absoluto hubiese sabido nada de nada, y como si
hubiese sido necesario que precisamente un periódico extranjero nos hiciese
saber que realmente Arturo Borda había sido un pintor extraordinario.
http://elias-blanco.blogspot.com/2011/04/arturo-borda-gosalvez.
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